
Una mujer coronada y completamente vestida de rojo, sonríe mientras sostiene un escudo con una mano y un cetro en la otra. Se encuentra sentada en un gran trono con forma de retrete por donde se dilapida la riqueza de sus súbditos, a sus pies hay gran cantidad de dinero con los cuáles funda su poder y mantiene la fidelidad de sus numerosos lacayos, amontonados en torno a su trono.
La expresión de eterna felicidad en su rostro, viene de los fortuitos e inesperados sucesos recientes que la llevaron al poder, aun cuando por sus méritos propios no le correspondiese ocupar tal lugar.
La carta Nº III Denota el lujo desmedido, la vanidad, la superficialidad y mediocridad. Falta de manejo. Ineficacia. Falta de talento para ejercer un cargo o función.
Invertida: Inteligente y sabia la emperatriz representa la abundancia de dones materiales y fecundidad. Capacidad de mando, poder femenino, magia e intuición. Nacimiento.
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